viernes, 3 de junio de 2011

Mi sol de primavera

Caminaba por la habitación casi sin percatarse de que su madre la observaba. Había llegado de la universidad y no paraba de mirar su teléfono móvil. Con la agilidad propia de quien se ha criado jugando con  un ordenador,a la vez de con las muñecas; acariciaba las diminutas teclas del invento más manoseado del siglo.Yo la seguía con la vista, con disimulo, y cuando salió del salón, y dobló la esquina del pasillo que da a su dormitorio, también la seguí, aunque esta vez no pude reprimir la curiosidad.
- ¿ Qué te pasa? ( le pregunté)  No has parado de moverte desde que has llegado.
- Hoy me dicen si me dan la beca para estudiar en Londres-
Me contestó casi sin mirarme. Y un desasosiego extraño me invadió; una mezcla de temor a perder mi bien más preciado se unía a la ilusión por verla cumplir sus ilusiones y proyectos.
Pasaron varias horas hasta que le dieron la noticia. Eufórica y entre lágrimas de alegría, me llamó por teléfono.
Casi no entendía sus palabras, pero estaba feliz, de eso estoy bien segura. Yo al oírla, me sentí contagiada y participé de su risa y de su entusiasmo.Solo espero, que el tiempo que esté fuera, pase tan rápido como cuando está conmigo. Ella es mi sol de primavera.

1 comentario:

  1. Quizás sin la intensidad de una madre, también he vivido esa experiencia cuando mis dos únicas hijas coincidieron estudiando en Granada. Deduzco que debe de tratarse de tu hija. Muchas felicidades.

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