El sábado, una primavera anticipada me regaló un día lleno de naturaleza y cargado de añoranzas de mi niñez. Visité con parte de mi familia, El Coto de Doñana. Iniciamos en El Rocío nuestra particular excursión,visitamos como era de rigor, la ermita de La Virgen; luego más tarde, tras una parada para comer,continuamos la marcha hacia El Coto.En una especie de microbus,un guía nos iba adentrando entre bache y bache en unos caminos de arena, a veces y por las últimas lluvias, cubiertos de agua y fango.
Me impresionó esa llanura inmensa cuyo horizonte lejano y brillante no podía adivinar; me cautivó el paisaje ajeno a la mano destructora del hombre.Viejos alcornoques cuyas oquedades eran utilizadas para albergar el alumbramiento de las crías de algunos mamíferos, como el lince.
Pajareras, nidos en las ramas de alcornoques centenarios y majestuosos.
También los pinos, y las eneas y los juncos junto al agua. Luego las aves: Milanos, moritos, garzas, águilas y un sin fin de pájaros que no pretendo enumerar, sino destacar, en el conjunto hermoso de este lugar privilegiado de la naturaleza.
Por eso aún impresionada con tanta belleza, me atrevo a decir:
Marisma de agua salada,
llanura extensa y radiante,
en tí la luna se baña,
cual cansado caminante.
Testigo de amor y vida,
cuando oscurece la tarde
y unos milanos anidan
en viejos alcornocales.
La luna, ayer, atrevida,
susurrába así a la aves:
que viene la primavera..
ya huele a flores el aire.
Ole. Qué bonito!
ResponderEliminarY el broche final.. de oro! Quedó precioso, Pilar, enhorabuena.
ResponderEliminarSinceramente, te ha quedado preciso, tanto la prosa como la poesía. Me recuerdan a Juan Ramón Jiménez y a Félix Rodríguez de la Fuente. ¡Enhorabuena una vez más!
ResponderEliminarQué bonito Pilar... debió ser precioso estar en un sitio tan alejado del mundanal ruido para poder escuchar el silencio y el lenguaje de los pájaros... la próxima vez me apunto!! a ver si me viene también a mi la inspiración...
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